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lunes, 20 de agosto de 2012

Lágrimas de una tarde de verano

Una caricia, un gesto de cariño, que me demuestre que las cosas están bien. Una muestra de afecto de alguien que no sea de mi familia, eso es lo que necesito en estos momentos. Alguien que muestre que me quiere, que no sean ellos, porque ellos ya sé, que me quieren. No hay porque decirlo. Esa sensación que se te queda después de imaginar un presente y un futuro con alguien. Tengo que dejar de pensar en ello. Me reconcome por dentro y no deja fluir mis ideas. Después de la tormenta siempre llega la calma, no? Pues ahora me toca esperar, esperar a que las cosas vuelvan a la normalidad, tengo ese deseo en estos momentos. Sumergirme en mi mundo con un libro y dejar de pensar en todo lo demás no es una buena forma, de aclarar mis sentimientos. Ahora nuevamente destrozados. Dicen que todo viene de mi infancia, cuando todavía no tenia uso de razón, pero según mis padres me inculcaron unos pensamientos, osciles, y contra ellos. Él, la persona a la que mas quiero en este mundo, el cual no creo que matase una mosca. La charla que me están dando por este asunto. Es infinita y se me hace eterna. Cuando estoy apunto de derramar la primera lágrima, me doy más cuenta aún, necesito ser fuerte, por él. Para no hacerlo sufrir, y que con mis llantos la cosa empeore más. Mis ojos quieren derramar lágrimas de dolor, pero no puedo, no puedo permitirme lo seria demasiado cobarde por mi parte. Por eso, vuelvo a mi esquina, la de todas la noches, donde ordeno mis ideas antes de sumergirme en el mundo de los sueños. Para llorar mi pena en silencio, intentando tener mucho cuidado al salir, para que no se me note los ríos que acabo de derramar sobre mis cálidas mejillas. Todo este tema, me entristece, ya más de lo habitual, y empiezo a estar cansada de este lugar. Esto parece un torbellino de emociones contra puestas, que quieren ponerme en contra de unos y otros.  Al final me quedaré sola y escuálida, sin ninguna salida, nada mas que yo, mis sentimientos y mi cabeza. Un abismo entre ellos nos separa, necesito escoger cual será el camino mas corto hacia la victoria, y sé que en el me encontraré con mil obstáculos más, pero puedo hacer poca cosa, evitarlos, o darme de morros contra ellos. La segunda opción me dejaría una oportunidad, para levantarme y seguramente volver a caer, sin prisa pero sin pausa lo llegare a conseguir. Y sé que, acabare escogiendo el camino correcto. Ese del cuál, no me arrepienta, y al llegar mire hacia atrás, y me diga a mi misma que lo hice bien. Este camino que escoja, sera decisivo para mi vida. Sigo con un dolor aterrador en el pecho, quizá si suelto unas lágrimas y me desahogo con algo, ese dolor cese. Tengo un dolor aguda justo en el punto donde se encuentran mis pulmones, pero el dolor esta en el fondo de mi alma, y de ahí no tengo segundo recurso, deberé aguantarme y seguir adelante. Las pocas ganas de vivir que tenia antes, sumado con esto, quedan a mínimos mis ánimos, mi fuerza de seguir con una sonrisa en el rostro, se esta desvaneciendo. Esas preguntas de, Estas bien? Que te pasa? No habrás llorado? No es que me ayuden a tirar hacia delante. Si no que hacen relentecer el proceso. Ya no hay vueltas atrás, solo quiero que me dejen en paz en mi soledad, y recuperarme sola, como siempre he hecho.

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